jueves, 17 de junio de 2010

El dolor jamás se va


Mi niño querido ayer fueron 10 meses desde que te fuiste de mi lado... te escribo hoy porque ayer el Internet no funcionaba.

Te extraño demasiado. Dicen que el tiempo cura las heridas pero he podido comprobar que no es así, aún me duele como el primer día, incluso diría que más.

A veces me encuentro a mi mismo ocupándome en un montón de cosas para de esa manera evadir de cierta forma mi realidad, aunque siempre estás en mis pensamientos evito reflexionar en lo que siento cuando pienso en ti, sabes por qué? porque me duele cada vez que lo hago, cada vez que me pongo a pensar sobre tu partida me vienen preguntas, me viene ira, impotencia, dudas, por qué madres que abortan a sus hijos luego pueden tener hijos sin problemas, por qué yo que te amaba tanto no pude tenerte. Mira que tontería una psicóloga que evita sus problemas... bueno ya no más estoy en un taller sobre como resolver asuntos pendientes. Quiero poder pensar en ti sin que vengan todos esos sentimientos de felicidad y tristeza a la vez; quiero no tener que evitar afrontar mis sentimientos.

Te extraño mucho muchísimo y aunque aún debo trabajar en mi duelo, al menos ya avancé en algo, ya no tengo la necesidad persistente de tenerte ahora mismo, ahora me siento en paz con el hecho de poder esperar para un nuevo embarazo.

Me haces falta mi niño. Hay veces en que paso por lugares que tienen un aroma peculiar, y ese olor me hace acuerdo a los momentos en que estuvimos los dos ahí. La verdad es que casi todo me recuerda a ti.

A veces todo me parece tan irreal, parece que todo fue un sueño, pero no, esto es mi realidad. La realidad es que soy mamá de un ángel, la verdad es que la vida es injusta y no estás (fisicamente) conmigo y una parte de mi murió contigo ese día.

TE AMO TE EXTRAÑO TE NECESITO

martes, 15 de junio de 2010

Considera mi duelo



A continuación transcribiré una carta del libro "El desafío de re-nacer" de Mauricio Meza Acosta. Tuve la oportunidad de leer esta hermosa carta gracias a una mami del foro "Era en abril" quien compartió esta carta con nosotras.

Considera mi duelo
No te pido que me des un trato especial.
No estoy enfermo, no tienes que alejarte de mí.
Sólo te pido que consideres algunos aspectos
pues me ha sucedido lo peor que me pudo haber sucedido.

Te pido que no tengas temor de pronunciar el nombre de mi hijo
ya que el vivió, vive aún en mí, fue y es muy importante.
Considera lo feliz que me siento de saber que tu también lo recuerdas y hablas de él.
Me gusta saber que tú también lo tienes presente en sus cumpleaños y aniversarios.

Considera que pasaré tal vez en un mismo día por diferentes emociones.
Puedo vibrar de alegría al recordar a mi hijo y puedo llorar después por su ausencia.
Tal vez un día estaré feliz y otro será desastrozo para mí.
Te pido que me des espacio para para ser libre con mis emociones,
aún estoy trabajando en ellas.
No me obligues a estar contento cuando estoy retraído,
porque estoy pensando en mi hijo.

Considera que lo que me ha pasado no tiene nombre.
No lo compares a otra situación que te haya sucedido a ti.
Perder un hijo no es igual a otra muerte o evento.
Por favor, no hagas comparaciones.

Considera que a pesar de que estoy trabajando en trascender mi duelo
y elaborar mis emociones, no sé cuanto tiempo pueda durar esto en mí.
Aunque los profesionales digan que el duelo dura de uno a tres años,
a veces pienso que pasarán muchos años para poder superar este trauma.
Dame tiempo, no sé cuanto...

Por favor no me consueles con explicaciones teológicas o religiosas,
no me digas que "Dios quería otro angelito con ÉL".
Considera que es normal el hecho de que yo replantee mi fe y mis creencias.
Incluso permíteme cuestionar mi religión y algunas otras cosas
y no me hagas sentir culpable.
Yo sé que saldré con fe nueva y fortalecida en Dios,
lograré un nuevo entendimiento con ÉL.

Considera que mi cuerpo también me pasa la factura por este golpe emocional.
Puedo ganar o perder peso, dormir mucho o no dormir,
tener raras dolencias y ser propenso a estar enfermo.

Considera que hay momentos en los que
no me puedes hablar de problemas económicos.
Yo los conozco. Sólo te pido que consideres el momento oportuno.

Por último considera que
tengo nuevos "anteojos" para ver la vida.
No soy el mismo. Jamás lo seré.
Soy diferente, no soy como antes, tal vez soy mejor...
Trata de conocerme.